P.I. Codesido Vilar a, P. Sucasas Hermida b, B. Calvete Vázquez b, C. Bonome Roel a, A. Montero Picallo a, M. Goday Etxebarria a, A. López González a
a Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica, Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC), A Coruña, España
b Servicio de Radiodiagnóstico, Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC), A Coruña, España
https://doi.org/10.1016/j.recot.2025.06.001
Las fracturas de meseta tibial más frecuentes son las tipo AO 41B3/Schatzker tipo 2 (lesiones unicondilares externas con línea de fractura vertical). El objetivo del tratamiento de estas fracturas es la restauración satisfactoria de la alineación mecánica, la reducción anatómica de la superficie articular y la fijación estable para permitir un rango de movimiento temprano. El objetivo de nuestro estudio es conocer los factores que más influyen en los resultados funcionales y de calidad de vida a largo plazo tras el tratamiento quirúrgico mediante la selección estricta de pacientes previamente sanos que afrontan una fractura inesperada de meseta tibial externa.
Se realizó un estudio retrospectivo en nuestro hospital de tercer nivel tras obtener la aprobación por parte del comité de ética. Se analizaron datos de pacientes con fractura de meseta tibial externa hospitalizados entre los años 2013 y 2018 con más de 3 años de evolución. Todos los pacientes que cumplieron los estrictos criterios de inclusión completaron los cuestionarios KOOS, EQ-5-D Profile y VAS. Además, se les realizó un examen físico y un estudio radiológico mediante telemetría y tomografía computarizada (TC). Los datos clínicos recogidos de los pacientes fueron: edad, sexo, lado de la fractura, uso de implante, uso de injerto, días transcurridos hasta la cirugía, años tras la cirugía, ASA, rango de movilidad en extensión y flexión. Los datos radiológicos fueron: en la telemetría se analizó la desviación en mm del eje de carga respecto al miembro contralateral, el MPTA de ambos miembros y la diferencia en grados entre ellos; en la TC se midió el escalón articular máximo y se calculó el área afecta en cm2 así como el diámetro mayor anteroposterior y la anchura máxima en mm (diámetros máximos anteroposterior y transversal).
Se analizaron un total de 27 pacientes, con edad media de 53,3 años y tiempo de evaluación medio desde la fractura de 4,8 años. Encontramos correlaciones estadísticamente significativas (p < 0,05) entre: días hasta cirugía y tamaño del área en cm2 (p = 0,042) y del escalón en mm (p = 0,028), es decir, a más días de demora mayor área y mayor escalón; ser hombre presentó una correlación positiva con tener mayor escalón (p = 0,025), mayor área (p = 0,007) y mayor slope (p = 0,039) frente a las mujeres. Se observó relación estadísticamente significativa entre el área de fractura residual y los valores de KOOS síntomas (p = 0,015), KOOS función (p = 0,012), EQ-5D profile (p = 0,038) y VAS (p = 0,049), siendo a mayor área afectada peor estado del paciente. También detectamos correlaciones significativas entre el escalón articular aumentado y KOOS síntomas (p = 0,005), KOOS dolor (p = 0,026), KOOS actividades cotidianas de la vida diaria (p = 0,049) y KOOS función (p = 0,007), siendo a mayor escalón peor situación del paciente.
En conclusión, se puede observar que el aspecto más importante a la hora de obtener buenos resultados en cuanto a la satisfacción del paciente a largo plazo es la restauración de la línea articular evitando grandes depresiones y disminuyendo al máximo el área de afectación articular residual.
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